El principe y el unicornio
François se quedó pensativo, toda su vida había soñado con este momento, con llegar a la mayoría de edad para poder internarse en el bosque encantado, ser el elegido y juntar los cuatro reinos bajo su mando, pero siempre lo había visto fácil, sentía que él era el elegido y por ello el unicornio se postraría a sus píes, pero igual no era así.
Entonces pensó que igual el elegido era el que usaba su ingenio para conseguir cazarlo y después domarlo, entonces la experiencia de su padre le serviría para estar preparado y conseguirlo.
Así que después de oír con todo detalle la experiencia de su padre le dijo:
―Padre, pienso ir, aunque os prometo que tendré cuidado.
―Ya te he explicado que es una fiera salvaje.
―Pues le prepararé una trampa para cazar bestias salvajes.
―Tendrás que preparar buenas cuerdas, es muy fuerte.
―Pues trenzaré las cuerdas para que resistan más, padre, usted me ha advertido y aprovecharé bien vuestra experiencia para no fracasar yo.
De esa manera, el príncipe François se pasó diez días preparando redes muy fuertes, y todo tipo de artilugios para cazar a una bestia, escuchó varias veces el relato de su padre con todo lujo de detalles.
Pasados esos diez días consideró que ya estaban preparados y acompañado por sus dos amigos de la infancia se introdujeron en el bosque encantado, antes se despidió de sus padres. Los cuales lloraban amargamente. Temían no volver a verlo nunca más y de hecho, así fue.
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