Colegio Turó
Pues el Turó, oficialmente “No pertenece al Opus Dei, es un colegio laico, si es cierto que algunos profesores pertenecen al Opus pero cada uno es libre de pertenecer a donde quiera”, eso fue lo que nos dijo el director a mi padre y a mí. Luego me di cuenta cuan falsas eran esas palabras. Cuanta hipocresía y cuanta falsedad se oculta tras aquellos muros.
Hoy puedo decir que es un colegio ultracatólico, elitista y cerrado. Para entrar, no sólo necesitas tener dinero (La cuota equivalía al salario base), también contactos (No entra cualquiera) y un Coeficiente Intelectual lo suficiente alto. No puedo decir cuanto porque no te lo dicen (Te dicen que es para conocerte mejor y saber en qué clase colocarte) pero puedo dar fe que me hicieron el test de inteligencia antes de aprobar mi entrada al colegio porque, como ya digo tienen que aceptar tu solicitud. Yo di bastante por encima de la media y no tuve problema.
Para empezar, es un colegio de disgrega niños y niñas, el Turó es sólo para niños, si tienes una hija tiene que ir a otro colegio. Lo cual pienso que es una aberración. No sólo porque si tienes hijos y hijas tienes que llevarlos a colegios distintos si no también porque una sociedad donde niños y niñas crecen apartados y para ellos las personas del sexo contrario son «seres extraños y desconocidos» nunca podrá ser una sociedad igualitaria.
En el Turó ni siquiera se daba religión, se daba ética, aunque todavía conservo el libro de ética que teníamos. Se titulaba «39 Cuestiones doctrinales» y reconozco que no pasé de la primera. Pues estaba pensado para tener argumentos que defendieran la religión católica de los que (Como yo) replicamos en contra. Como rebatir argumentos como: «Yo creo en Dios pero no en la iglesia católica» y otras cuestiones que nos planteamos los que tenemos «pensamiento critico». En resumen, la ética que se da en el Turó es para aleccionar a sus alumnos hacia la ideología del Opus Dei.
También se hacía una misa diaria después de comer. Allí todo el mundo se quedaba a comer en el comedor. Era voluntaria pero el sacerdote tomaba nota de los asistentes. O mejor dicho, de los que no iban, de los que preferíamos salir al patio. Los propios compañeros te aconsejaban ir si no querías tener problemas.
Así fue como me di cuenta de la hipocresía de muchas organizaciones “fascistas” (como el Opus Dei), no sé, para mi fascismo es: ”esto es así y el que diga lo contrario es anti-español”, por que yo, os puedo asegurar que es un colegio elitista, fascista y del Opus Dei (encubiertamente), yo flipé con toda esa hipocresía y eso que venia de un colegio de curas.
También aluciné con mis compañeros, por su manera de ser. Son cosas o maneras de ser que no se pueden explicar pero desde luego pertenecíamos a mundos completamente distintos, también reconozco que ellos se habían criado en ese mundo. A ellos, los habían «aleccionado» desde bien pequeños.