El demonio y yo
Anoche estaba intentando echar al demonio que habita dentro de mí, el que a veces me domina y me hace comportarme como un energúmeno irascible, yo sudaba a mares, hacía tanto calor que me costaba respirar. Fue entonces cuando empezaron los cantos.
La primera vez que intenté expulsarlo un dolor enorme me recorrió la espalda, supe que no sería fácil, aunque nadie dijo que sería fácil. Intenté colocarme con la espalda recta para reducir el dolor pensando que la próxima habría más suerte y me preparé cuando volvieron a empezar los cantos. En el segundo intento pensé que me moría, me faltaba aire. La humedad era brutal y el vapor lo inundaba todo.
Me sequé el sudor de la cara con una toalla mientras seguían cantando, pensé que me moría, el dolor era insoportable. Fue entonces cuando me di cuenta, entonces supe que nunca podría expulsar al demonio que habita dentro mí… Porque ese demonio soy yo. Es una parte de mí, tanto como yo mismo. Ese demonio soy yo y debo aprender a convivir con él, debo aprender que no es mi enemigo si no mi aliado.
Debo conseguir convertirlo en mi aliado pues él posee la fuerza que a mí me falta y sólo trabajando unidos podemos reemprender el camino que me ha de llevar a mi destino (sea cual sea).
Los dos somos parte de uno y sólo con la unión puedo llegar a mi destino.
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